La paz romana constituía todo un sistema de orden y control, suponía la idea de respetar lo legal y el orden para conseguir una ausencia de violencia. Esta era la premisa principal que deberían seguir los tropas cuando conquistaban un territorio.
En Roma el emperador Augusto levantó un altar en honor a la Pax. Vespasiano y Domiciano le consagraron un templo, el de la paz.
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